El boom de los grupos de running no podría haber explotado más fuerte. Todos los días de la semana un grupo diferente sale a correr, algunos exclusivamente del mismo equipo, otros son sólo 4 amigos que igual que se juntan para tomarse algo el jueves, salen a correr cada martes sin mayor pretensión, algunos otros se inscribieron juntos a una carrera y están haciendo el mismo programa y finalmente otros se han unido a comunidades que promueven la corrida y se sienten bien conociendo y haciendo nuevas amistades.
Lo que los mantiene unidos: comparten un amor, una IDENTIDAD.
El sentido de pertenencia es una NECESIDAD HUMANA, un rasgo totalmente natural e intrínseco del ser humano que nos permite sentirnos parte de algo más grande que nosotros, de un micro universo de cosas afines. Sentir que si estamos con más personas con los mismos intereses (sean cuales sean) lograremos mucho más que nosotros solos, porque una motivación compartida es siempre mejor.
Pero, ¿qué le depara a este nuevo auge de los grupos de running?
Para mi gusto y alegría, le auguro puro éxito infinito durante años y años, igual que lo hemos visto con muchas otras aficiones que permanecen en colectivos por décadas y centenarios y vidas enteras, como a quienes les gustan los caballos o las motos, comparten una religión, o son súper fans del Barça o de las películas de Star Wars, los grupos de correr no tendrían por qué ser diferentes; llegaron para quedarse.
Hace falta un empujón.
Quienes ya están dentro, han atravesado ese umbral de inseguridades sobre si se es lo "suficientemente corredor para pertenencer al grupo" , sobre todo las mujeres, que tienden a compararse mucho más con sus pares. Sin embargo para los que no han logrado animarse a atravesar esas paredes e integrarse a un grupo, es probable que: o hayan tenido alguna mala experiencia o la comunidad (si es que es de desconocidos) no se sienta, desde lo lejos, tan accesible y abierta a todos.
Así que, si quieres que tu comunidad crezca, se nutra de muchas personalidades, ritmos, risas, pláticas, experiencias y distancias, es tu labor mostrar que cualquiera (a menos que no lo quieras así y sea un asunto más selecto -y se vale-) es bienvenido y tiene algo que aportar, y para lograrlo, aquí tres reglas básicas (pero MUY básicas, a ver, que de hecho creo que no deberían ni de tener que explicarse, pero es que en estos tiempos, uno ve de todo) para comportarte dentro de tu comunidad corredora (no importa si eres el host o un participante más):
1. ¡Llega alguien nuevo!
Tú: Saluda, platica, dirígete a esa persona por su nombre. Siempre es DIFÍCIL ser el nuevo y se agradece ser tomado en cuenta (y cuando se acabe, despídete, esto ya lo enseñaron las mamás, pero de repente se nos olvida).
2. Se están quedando un poco atrás.
Tú: espera al corredor o por lo menos garantiza que haya alguien que pueda esperarlo. Todos los ritmos son válidos y dejar a alguien al final sin saber para dónde correr, no es opción. Dejarlo solo es, desde esa primer corrida, demostrarle que no es un integrante del grupo.
3. Crea lazos.
Correr es mucho más que poner un pie delante de otro. Si NO te interesa saber nada de nadie más, tal vez pertenecer a un grupo o comunidad NO es lo tuyo (y está bien). Si vamos a pasar todo ese tiempo juntos, tal vez se pueden aprender cosas mucho más allá de correr, no sabes lo interesante y nutritivo que puede ser conocer gente fuera de tu círculo habitual, Sé amable y muestra que los demás te importan.
4. La regla de oro general:
Sé buena onda. Es infalible ;)
Pertenecer es estar a punto de caer en una montaña, pero estar atado a la cintura de tu compañero. No te caes (o se caen todos juntos), es lo que le da el sentido a lo que hacemos, a nuestros gustos e intereses, incluso, aunque no pertenezcamos por escrito a ningún grupo o equipo en específico (hablando de correr), nuestra actividad nos da IDENTIDAD y es parte de lo que somos, de cómo nos clasificamos, de lo que nos relaciona entre corredores con un hilo invisible y en la línea de salida de una carrera, nos hace entender que todos los que estamos ahí, hemos hecho las mismas cosas, hemos sacrificado y hemos disfrutado por igual; es lanzarte una mirada con otro extraño en el km 38 y darte ánimos porque sabes lo que está sufriendo/gozando el otro. Qué bonito es ser diferente, claro, pero a veces más bonito ser, en algo, exactamente igual a los demás.
Alín Osuna